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De Hervás a Cuacos de Yuste, atravesando el puerto de Honduras y Piornal.

Hola compañeros y queridos seguidores de las aventuras de los Vila Raiders, esta no es una como tantas otras en la que intentamos darlo todo por un objetivo final, esta es la historia de "la convivencia" que nos llevo a visitar tres mágicos valles de Extremadura: Ambroz, Jerte y la Vera.

Salida el viernes, desde Mérida con el tiempo justo, marca de la casa, no importa, la cena está precocinada y con calentarla basta. Por cierto la tortilla una presencia y un sabor... Bueno que me distraigo, algunos juerguistas querían salir de marcha, pese a la hora de inicio de la expedición del sábado, no hizo falta atarlo, con esconder las llaves del coche y enseñarle el regalo que habían preparado el presidente y el capitán fue suficiente para que se durmiera como un niño bueno sin dar ruido en toda la noche.

Por cierto valla regalo, que aunque se ocultó al tesorero, fue un DVD muy emotivo de estos casi cuatro años que llevamos de andanzas por el mundo del deporte al aire libre.

Ya el sábado de mañana temprano, muy temprano, nos disponemos a situar cada coche en su punto del recorrido para poder tener apoyo logístico una vez finalizado el recorrido de más de ochenta Km.

Subir el puerto del Piornal al amanecer es muy refrescante, por la perspectiva que hay a esa hora de todo el Valle del Jerte, la bajada hacia la Vera no es tan aconsejable a esa hora, pues aunque es un lugar igualmente asombroso, con el sol dando sus primeros rayos en el parabrisas del coche no da esa sensación bucólica y refrescante. Por suerte los copilotos eran buenos dando consejos y ayudando en cada curva del camino, que no fueron pocas.

Con un coche en Cuacos y el grupo en Hervás dispuesto a tomar la salida hacia el puerto de Honduras; el barrio judío muy bonito, merece la pena verlo, es un consejo de los Vila Raiders; toca desayunar, coger fuerzas para el camino y asustar a la camarera con la voracidad de algunos componentes del equipo.

La subida es dura pero como nadie está compitiendo se hace llevadera, menos en los últimos metros en los que la pendiente es más pronunciada, los Km empiezan a pesar en las piernas y hay quienes deciden picarse un poco.

Desde lo alto las vistas de los dos valles, uno a cada lado nos hace enmudecer de admiración, o fue de agotamiento, no lo recuerdo bien pero era impresionante.

Comenzamos la bajada hacia Jerte, para después tomar la subida a Piornal, no sin antes parar en el primer bar a llenar las botellas de agua, pues empieza a caldear el sol del medio día. Tomando las indicaciones y consejos del dueño del local, al parecer un hombre muy gracioso, subimos por el camino más cercano con unas pendientes que hasta los alpinistas del Everest se acordarían de la familia política del camarero.

Sin desanimarnos seguimos nuestra subida parando a ver la Cascada del Caozo donde había algunos turistas tomando fotos y mojándose para quitarse el calor, que a esa hora era insoportable.

Ya en Piornal toca descansar y comer que era hora. Una jarrita de cerveza, una de tinto de verano, algunas raciones y como nuevos, lo que mejor nos sentó, sin duda, unos callitos calentitos, idea del capi para terminar la comida. Y a iniciar la bajada al Valle de la Vera que en Garganta la Olla nos espera una piscina natural muy fresquita.

En Yuste finaliza la ruta, es donde tenemos el coche de apoyo y mientras dos de los miembros de la expedición esperaran, vigilando las bicis, hasta que regresen el resto con la furgoneta. Aprovechan para entablar "amistad" con la camarera del local, en el que sirven unos bocadillos acordes con la simpatía de la muchacha.

Una vez todos de vuelta en el bungalow empieza el debate de salir o no, por el cansancio de todo el día, al final es el capitán el que manda y tras inspeccionar los bares locales nos plantamos en Plasencia para beber y hacer amigas, unos con mas destreza en lo primero y otros en lo segundo; es un hacha, este hombre me deja sin palabras. Sintiéndolo mucho toca volver, por descansar un poco antes que nos echen del camping.

Al día siguiente o unas horas después, ya recuperados, partimos para Cáceres, vuelta a casa después de un fin de semana de convivencia tranquila. En mi opinión eso de convivencia tranquila se debería debatir un poco. Pero eso sí dispuestos a repetir en cualquier momento.